Túpac Amaru es Dios (primera versión)

 

Los elementos que componen esta obra emergen de una relectura íntima y política del poema Antonio es Dios de César Moro, intervenido para sustituir el nombre del amante por el de Túpac Amaru. Esta operación traslada el deseo erótico hacia un símbolo revolucionario, tensionándolo al sobreimprimir, sobre la silueta diseñada por Jesús Ruiz Durand —que idealiza al líder como ícono cívico y ciudadano—, retratos de figuras vinculadas a movimientos subversivos peruanos entre los años 80 y 2000. La obra se despliega como un palimpsesto visual: documentos, panfletos y archivos emitidos por grupos armados que confrontaron al Estado peruano sirven de soporte a esta cartografía afectiva y conflictiva. Aquí, el cuidado y la devoción del poema original chocan con las huellas de una violencia histórica, mientras los rostros de lxs “indeseables” —marginadxs por su pasado político— reclaman su lugar en un relato nacional fracturado.

La silueta de Ruiz Durand, asociada a un Túpac Amaru domesticado por el imaginario oficial, actúa como espejo de las contradicciones entre lo deseable y lo condenado. Los trazos que dibujan a lxs subversivxs emergen como cicatrices que interrogan la memoria colectiva y los límites de la ciudadanía. La obra oscila entre el manifiesto y el ritual íntimo, entre archivo y poema, entre el cuerpo revolucionario que se anhela y el que se excluye. No hay reconciliación en esta fricción: solo un amor político que exhibe su herida, su rabia y su imposibilidad de ser enteramente legítimo. Así, la pieza no solo cuestiona los relatos hegemónicos, sino que expone cómo lo “cívico” se construye sobre el borramiento de quienes disputaron, con las armas y las ideas, el derecho a existir en la historia.

 

Ficha

Inyección de tinta, acrílico, tinta roja y grafito sobre papel

29,7 x 21 cm c/u (21 hojas)

Exhibiciones

SUBSUELO

2024

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